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Lactancia materna: beneficios también a largo plazo

Lactancia materna: beneficios también a largo plazo

 

 

Las últimas investigaciones publicadas sobre la lactancia materna han venido a confirmar no sólo las ventajas que ya se conocía, sino también beneficios mucho más específicos y a más largo plazo relacionados tanto con el crecimiento y desarrollo físico y psíquico del bebé, como de prevención de enfermedades tan graves como el asma o las patologías cardiovasculares.

 

 

 

 

 

 

Un 96 por ciento de las mujeres españolas embarazadas considera que la leche materna es el mejor alimento que se puede dar al bebé durante sus primeros ocho meses de vida, sin embargo, sólo el 84 por ciento finalmente amamanta a sus hijos, en la mayoría de los casos, por un periodo no superior a cuatro meses, cuando termina la baja por maternidad, según un estudio sobre el comportamiento de las madres españoles tras dar a luz, elaborado el pasado año entre 526 embarazadas, primerizas y con más hijos, por Nielsen para Philips Avent.

 

Asimismo, según los autores de este estudio, hay diferentes motivos por los que las embarazadas consideran la leche materna como la mejor opción para la alimentación futura de su bebé. La mayor parte de las encuestadas (el 89%) cree que es lo mejor para el niño; un 28 por ciento considera que "es la forma más natural de alimentarlo" y el 23 por ciento entiende que la lactancia "es lo mejor, porque los médicos y las matronas lo recomiendan". Sólo un uno por ciento piensa que se trata del método más cómodo.

 

En cuanto al periodo de lactancia, sólo un dos por ciento de las madres lo prolonga más allá de los diez meses. El 82 por ciento deja de hacerlo antes del sexto mes, lo que "puede ser debido al retorno a la vida laboral y a que, según declara un 41 por ciento de las primerizas encuestadas, convertirse en madre lactante limita considerablemente su independencia", concluye el estudio.

 

Este trabajo demuestra cómo la lactancia materna está muy valorada entre las madres, que conocen muchas de sus ventajas y se decantan por ella tras el nacimiento de su bebe. Lo mismo ocurre con los organismos tanto nacionales como internacionales, que promueven este hábito y recuerdan los beneficios que acarrea tanto para el hijo como para la madre.

 

Así, la Alianza Mundial pro Lactancia Materna, destaca que la lactancia materna "tiene inmensos beneficios para la salud de los bebés si se produce desde la primera hora después del parto y con el bebé mamando en la posición correcta". Entre otras ventajas, con este sistema "el cuerpo de la madre mantiene al bebé a una temperatura adecuada y fomenta su frecuencia cardiaca constante; además, la leche materna tiene factores protectores que combaten las bacterias nocivas exteriores, ofrecen el denominado calostro que favorece la primera inmunización del bebé, favorece el crecimiento y protección de su organismo y aumenta el vínculo con la madre".

 

Las últimas investigaciones publicadas al respecto han venido a confirmar no sólo estas ventajas, sino también beneficios mucho más específicos y a más largo plazo relacionados tanto con el crecimiento y desarrollo físico y psíquico del bebé, como de prevención de enfermedades tan graves como el asma, la obesidad o las patologías cardiovasculares.

 

 

 

Niños más inteligentes

En este sentido, uno de los estudios que más impacto ha tenido ha sido el publicado hace unos días en la revista 'Archives of General Psychiatry', que concluye que los niños amamantados sólo con leche materna son más inteligentes que los criados con leche infantil. Y es que, según indicaron los investigadores, procedentes de Canadá y Bielorrusia, los niños que son amamantados durante más tiempo y que no habían mezclado la leche materna con la de fórmula lograron una puntuación superior en pruebas de inteligencia

 

El estudio realizado a 14.000 bebés en clínicas y hospitales de Bielorrusia, dividió a los bebés en dos grupos al azar, independientemente de las características de sus madres. En uno de los grupos se incentivó la lactancia materna prolongada y exclusiva y mientras que en el otro grupo la madres no recibieron ningún estímulo especial.

 

Investigaciones previas habían apuntado a un mejor desarrollo cerebral y beneficios en la inteligencia de los bebés amamantados, pero los expertos intentaban determinar si esto se debía a la lactancia materna o a que las madres que prefieren amamantar a sus bebés son diferentes a las que optan por la leche de fórmula.

 

Así, durante prácticamente seis años y medio, se midieron las diferencias entre los dos grupos con pruebas de cociente intelectual y las calificaciones de sus profesores en materias como lectura, escritura o matemáticas. Los resultados en ambos campos eran muy superiores en los niños del grupo en el que se promovió la lactancia materna.

 

Para el director del estudio y médico del Hospital Infantil de Montreal, el doctor Michael Kramer, tiene mucho que ver en los resultados que "las madres que amamantan, lo hacen durante más tiempo o de manera más exclusiva son diferentes a las madres que no lo hacen". A su juicio, "suelen ser más inteligentes", además de que "tienden a invertir más tiempo en sus bebés e interactuar con ellos más de cerca" agregó.

 

No obstante, este experto resaltó que aún se desconoce cómo la lactancia hace a los niños más inteligentes. "Podría deberse a que la lactancia lleva más tiempo, la madre interactúa más con el bebé, habla más con el bebé", o, quizás, a "a una cuestión emocional o física, o a una hormona o algo más en la leche que absorbe el bebé", indicó.

 

 

 

Con menor posibilidad de ser obesos

Otro de los últimos trabajos llevado a cabo sobre este tema está relacionado con uno de los problemas más graves que hoy en día afectan a los más pequeños: la obesidad infantil. Por ello, sus resultados han sido tan bien acogidos entre la comunidad médica internacional.

 

Y es que, según la investigación llevada a cabo por el profesor Berthold Koletzko, presidente de la Early Nutrition Academy (ENA), y realizada el pasado año dentro del Programa de Obesidad Infantil de la UE, los bebés alimentados con leche materna tienen menos probabilidades de ser obesos durante su infancia que aquellos alimentados con fórmulas maternizadas.

 

En la actualidad, los resultados de esta primera prueba de intervención en alimentación infantil y obesidad posterior, que se ha llevado a cabo en cinco países europeos -incluido España-, han demostrado que el uso de un menor contenido proteínico en las fórmulas maternizadas produce tasas de crecimiento más cercanas a las de los bebés alimentados con leche materna.

 

"Los primeros resultados del Programa de Obesidad Infantil insisten en la importancia de la promoción y el apoyo a la lactancia junto con el desarrollo de una composición adecuada de fórmulas maternizadas y el fomento de la elección adecuada de alimentos complementarios", reseñó a este respecto el profesor Koletzko.

 

Por su parte, el profesor de la Universidad Rovira i Virgili de Reus y coordinador de la rama española del estudio, Ricardo Closa, se mostró confiado en que los resultados de este trabajo "convenzan a más mujeres de que deben amamantar a sus bebés durante más tiempo". Según dijo, la lactancia proporciona a los bebés "el mejor comienzo posible", al tiempo que "puede reducir el riesgo de padecer sobrepeso durante la infancia".

 

 

 

Menos riesgos cardiovasculares

En cuanto a la patología cardiovascular, otra de los graves “pandemias” que azotan la salud mundial, según sugiere un estudio del Centro Médico Diaconesa Beth Israel en Boston que se hizo público durante las sesiones científicas anuales de la Asociación Americana del Corazón que se celebraron el pasado mes de noviembre en Orlando (Estados Unidos), la lactancia materna también disminuiría los riesgos cardiovasculares en la vida adulta de los bebés

 

Según explicó el investigadores Nisha I. Parikh, "la alimentación con leche materna en la infancia está asociada con un índice de masa corporal (IMC) menor y niveles mayores de lipoproteínas de alta densidad (HDL) o colesterol bueno, incluso después de tener en cuenta aspectos demográficos personales y maternales y factores de riesgo cardiovascular que puedan influir en los resultados". Y tanto los menores IMC como los mayores niveles de HDL protegen frente a la enfermedad cardiovascular.

 

El estudio empleó datos de dos generaciones de participantes del Estudio de Corazón Framingham y mostró que los adultos de mediana edad que son alimentados con leche materna eran un 55 por ciento más propensos a tener niveles altos de HDL que niveles bajos de este tipo de colesterol.

 

Así los bebés alimentados con leche materna tenían una media de 56,6 mg/dL frente a la de 53,7 mg/dL de aquellos que tomaron preparados lácteos. Los niveles bajos de HDL estaban definidos por menos de 50 mg/dL en el caso de las mujeres y menos de 40 mg/dL en el de los hombres. Los niveles elevados de este colesterol bueno protegen frente a la enfermedad cardiaca y el ictus.

 

Estos bebés también tenían menores medias de IMC en la vida adulta en comparación con los que se habían alimentado con leche artificial, un 26,1 Kg/m2 frente a 26,9 kg/m2. Se considera que los adultos con un IMC superior a 25 tienen sobrepeso y que tienen un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular. Según Parikh, a pesar de que la reducción en el IMC era reducida, incluso estas pequeñas diferencias conducen a un menor riesgo de mortalidad asociada a la enfermedad cardiovascular.

 

 

 

Y protegidos frente al asma alérgica

A las investigaciones anteriores se unió el pasado mes de enero el trabajo realizado por la Universidad de California en San Francisco (Estados Unidos), y que se publicó en la edición digital de la revista 'Nature Chemical Biology', que concluía que la lactancia materna ayuda a proteger a los bebés contra el asma alérgica, ya que los alérgenos del aire pueden pasar de la madre al niño a través de la leche materna, lo que crea una tolerancia al alérgeno en el bebé.

 

El asma alérgica afecta a 300 millones de personas en todo el mundo y se caracteriza por obstrucción de las vías respiratorias en respuesta a la exposición a alérgenos. Su prevalencia ha crecido en las últimas décadas, probablemente debido a cambios en los factores ambientales. De hecho, la exposición a los antígenos ambientales durante la infancia reduce la probabilidad de desarrollar asma.

 

En este contexto, los científicos investigaron si la exposición de ratones hembra que estaban dando de mamar a un alergeno del aire, la ovalbúmina, afectaba al desarrollo de asma en la camada. Los resultados mostraron que la ovalbúmina era transferida de forma eficaz de la madre al neonato a través de la leche, conduciendo al desarrollo de tolerancia inmunológica. La inducción de tolerancia se basó en la presencia del factor de crecimiento beta transformante y estaba mediada por los linfocitos T CD4+ reguladores, pero no requirieron la transferencia de inmunoglobulinas a través de la leche.

 

Así, según esta investigación, la transferencia mediada por la leche materna de un antígeno al neonato puede dar lugar a la inducción de tolerancia oral, lo que conduce a protección específica al antígeno de asma alérgico. Estas observaciones pueden allanar el camino al diseño de nuevas estrategias para evitar el desarrollo de enfermedades alérgicas.

 

En definitiva, los resultados de todos estos estudios respaldan y amplían investigaciones previas que ya habían demostrado que la leche materna ofrece más beneficios para la salud que la de fórmula, reduciendo la incidencia de infecciones de oído, estómago o intestinos, problemas digestivos, enfermedades cutáneas y alergias y disminuyendo además el riesgo de desarrollar hipertensión o diabetes.

 

 

Fuente:Saludalia

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