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El Gobierno validó la violencia como mecanismo de presión para ser escuchados

Negociaciones Peligrosas

 

 

     

    

  

  

     

 

 

 

 

Pareciera que las propuestas entregadas al Gobierno sin violencia o medidas de presión no son escuchadas. ¿Deberán las Pymes, clase media y desempleados unirse y protestar en las calles? El problema de fondo es que las tareas no se están haciendo a tiempo, y los problemas terminan explotando en la cara.

 

 

Cuando las tareas no se hacen a su debido tiempo o de manera parcial, tarde o temprano el problema termina explotando en la cara. Esta es la lección que dejó la semana pasada con el paro de camioneros y el fuerte dato de inflación de 1,2% en mayo.

En el primer caso, los transportistas tuvieron que salir a las carreteras, paralizar el 80% de la carga nacional y poner en jaque el quehacer productivo para lograr que la autoridad atendiera parte de sus demandas. Le doblaron la mano al ministro de Hacienda y a partir del 1º de julio recuperarán el 80% del impuesto que pagan por diésel, entre otras cosas.

¿No se había dado cuenta acaso que el diésel estaba subiendo y que el impuesto específico de 1,5 UTM por metro cúbico ya no tiene sentido? ¿Por qué los camioneros no obtuvieron una respuesta favorable cuando hicieron el primer contacto?

Pese a los intentos de la autoridad por dejar en claro que el acuerdo fue producto del diálogo, lo que realmente ocurrió es que el Gobierno validó la violencia como mecanismo de presión para ser escuchados. Situación similar se vivió hace algunas semanas con el caso de la violenta protesta de los subcontratistas de Codelco.

La pregunta de fondo es qué sucede con otros grupos no organizados que están en problemas. ¿La clase media tendrá que salir a las calles a solicitar que se elimine el impuesto específico a los combustibles y se rebaje el IVA? Porque no es menor que el 80% de los hogares mes a mes gastan más de lo que ganan, como lo demuestra la nueva encuesta de presupuestos familiares del INE en circunstancias que el Fisco sigue sumando recursos a costa de los que menos tienen. Toda una paradoja para un gobierno ciudadano. En la práctica es una recaudación indebida y una expropiación que asfixia aún más a la población.

En el caso de las micro, pequeñas y medianas empresas, parece no ser suficiente que el 90% de las quiebras corresponden a las de menor tamaño. Simplemente no hay soluciones de fondo para el endeudado sector. ¿Tendrán que dejar de producir de manera indefinida para demostrar su fuerza?

Tampoco es suficiente que la tasa de desocupación esté aumentando y que aún se ubique sobre niveles pre-crisis asiática. Los 550 mil desempleados tendrían que tomarse la Alameda para que se flexibilice el mercado laboral con el fin de que las empresas no tengan temor a contratar a plazo indefinido, y que se adopten medidas pro crecimiento para que se generen puestos de trabajo suficientes.

 

Desborde Inflacionario

 

La lección en el caso del IPC de 8,9% en 12 meses en mayo, y del 11,3% en el caso del quintil más pobre, también es categórica. El Banco Central no hizo la tarea de subir las tasas de interés en los años anteriores, manteniéndola en un nivel muy bajo por un periodo prolongado.

Así, en el actual contexto de múltiples shocks de oferta los grados de libertad del Banco Central prácticamente se agotaron. No quedan muchas alternativas más que subir la tasa de interés en su reunión de política monetaria esta semana, pese a que tendrá un efecto restrictivo sobre la alicaída actividad, que ya suma tres trimestres consecutivos creciendo por debajo de la tendencia, mientras que a abril la expansión es apenas de 3,6%.

La solución pasa por Hacienda. Todavía está a tiempo de eliminar el impuesto específico a los combustibles para así aliviar la escalada de precios generalizada, y evitar que el ente rector inicie un proceso de aumento de tasas.

 FUENTE:DIARIO ESTRATEGIA,SANTIAGO DE CHILE ,9 DE JUNIO

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