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Enfermedad pélvica inflamatoria (EPI)

Enfermedad pélvica inflamatoria (EPI)  

Enfermedad pélvica inflamatoria (EPI)

  

  

 

  

 

 

 

¿Qué es la enfermedad pélvica inflamatoria?

 

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El término de enfermedad pélvica inflamatoria engloba a todos aquellos procesos inflamatorios e infecciosos de los órganos genitales internos: endometrio, trompas, ovarios.

 

Se suele considerar una enfermedad de transmisión sexual ya que, en muchas ocasiones, su origen procede de un contagio sexual. Sin embargo, no siempre es así, ya que microorganismos habitualmente patógenos de las vías respiratorias o microorganismos que se encuentran habitualmente en la vagina de la mujer pueden ser los causantes de una EPI.

 

Cerca del 10% de las mujeres menores de 45 años con vida sexual activa han padecido una EPI, y la mayoría de ellas cuando tenían menos de 25 años.

 

La Chlamydia trachomatis y el gonococo son los microorganismos responsables de un gran número de casos de EPI.

 

Las consecuencias de la EPI son serias, ya que los problemas de esterilidad, embarazos ectópicos y el dolor crónico severo son más frecuentes en las mujeres con EPI. De ahí la importancia que tiene el pensar en ella, diagnosticarla cuanto antes y tratarla.

 

 

 

¿Cuáles son los síntomas que pueden aparecer?

El problema que nos encontramos es la dificultad en el diagnóstico ya que en muchas mujeres los síntomas son muy inespecíficos y sólo el 65% de los casos de EPI son sintomáticos.

 

El dolor en el abdomen bajo es el síntoma más frecuente y de intensidad muy variable; va desde ligero disconfort hasta dolor severo en la zona pélvica que altera la vida cotidiana de la mujer que lo padece.

 

 Hipersensibilidad en la zona abdominal baja.

 Muchas mujeres refieren flujo vaginal en exceso.

 Menstruaciones dolorosas y sangrados irregulares.

 Dolor con las relaciones sexuales o dispareunia.

 Exploración ginecológica dolorosa.

 Presencia de fiebre.  

 

 

 

¿Cómo confirmar la sospecha de enfermedad pélvica inflamatoria?

El médico debe descartar otros problemas médicos que pueden cursar con síntomas parecidos como puede ser un embarazo ectópico o una apendicitis.

 

La historia clínica, el conocimiento de la actividad sexual de la mujer en los últimos meses, la exploración ginecológica y la ecografía junto a un análisis de sangre le ayudarán a pensar en el diagnóstico de EPI.

 

Es importante la realización de una toma cervical para cultivo, con el objetivo de aislar el germen responsable.

 

 

 

¿Cuál es el tratamiento de esta enfermedad?

El tratamiento de la EPI cogida a tiempo es sencillo:

 

Una terapia adecuada de antibióticos y antiinflamatorios por un tiempo no menor de 12-14 días será suficiente en la mayoría de las ocasiones. Se recomendará la abstinencia sexual durante el tratamiento.

En los casos severos y ante la sospecha de formación de abscesos, la cirugía será necesaria ya que una EPI complicada puede llegar a comprometer la vida de la mujer.  

 

Por otra parte, tú debes ser consciente de tu enfermedad y de la importancia que tiene el llevar a cabo el tratamiento que te han prescrito y durante el tiempo que te han indicado. Esto último es básico si queremos curar la EPI, ya que muchas mujeres mejoran de forma espectacular a los 2 ó 3 días de haber iniciado el tratamiento, lo abandonan y no son conscientes de las secuelas que tiene una EPI mal curada.

 

Es fundamental que avises a tu pareja ya que él deberá también acudir a su médico.

 

No mantengas relaciones sexuales mientras dure el proceso. Posteriormente usa preservativo.

 

Un complejo multivitamínico y de minerales durante unos meses pueden ayudarte a encontrarte mejor.

 

FUENTE: Saludalia

 

 

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