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En París exhibirán 300 objetos de María Antonieta

 

Hasta el 30 de junio en el Grand Palais: 

Reina nuevamente en París el refinamiento de María Antonieta 

 

La exposición recorre la vida de la soberana decapitada en 1793 a través de 300 objetos y abarca arte, cultura, espectáculos, interiorismo, política y sociología.

 

 

María Antonieta, guillotinada en 1793, vuelve a reinar en París. Esta vez, a través de una espléndida muestra que estará en el Grand Palais hasta fines de junio. Robert Carsen, director escénico canadiense, estuvo a cargo del montaje de la exposición, la más transversal del año en la capital francesa: abarca arte, cultura, espectáculos, interiorismo, política y sociología.

 

La muestra recorre la vida de la "austríaca", como se conocía a la esposa de Luis XVI, a través de su exquisito gusto. Comienza con óleos de su infancia en los palacios austríacos de Hofburg y de Schönbrunn, en los que la penúltima hija de los emperadores austro-húngaros baila entre plantas junto a su familia, y con dibujos del árbol genealógico de sus antepasados.

 

Icono de la moda, María Antonieta fue una de las personas de gusto más refinado del siglo XVIII. Dan muestra de ello las vasijas de porcelana japonesas, relojes de orfebrería, cuadros, instrumentos de música, joyas y retablos. Desde su mundo irreal de Versalles, rodeada de jardines anglo-chinos, de esculturas de mármol y de tazas de oro, la esposa del rey, decapitado como ella en la Revolución Francesa, se convirtió en una de las mecenas más importantes de su época, probablemente ajena al elevado costo de sus caprichos.

 

"Esta es una exposición sobre la excelencia del gusto de finales del siglo XVIII", explica Gilles Romillat, director de comunicación de los Museos Nacionales Reunidos, quien considera que gran parte del arte de la época se desarrolló gracias a las extravagancias de María Antonieta.

 

Dividida en tres actos (infancia, reinado y caída), la muestra reinventa los grandes corredores palaciegos, la luz, la música y el espíritu de uno de los períodos más estudiados por historiadores y politólogos.

 

En 1774, cuatro años antes de la muerte de Rousseau y de Voltaire, dos de los padres intelectuales de la Revolución Francesa (1789), Luis XVI le regalaba a su esposa el palacete Petit Trianon y un pequeño teatro en el que María Antonieta se divertía representando comedias en las que a veces participaba el rey.

 

Escopetas utilizadas en las escenas de caza que se retrataban al óleo, magníficos salones y retablos, elegantes muebles y selectos juegos de café reproducen el alborozo en el que vivía inmersa la alta aristocracia del siglo XVIII, mientras fuera de la corte germinaban las ideas de la Ilustración.

 

También puede contemplarse una réplica del collar de la reina, una costosísima pieza de diamantes presuntamente encargada por el cardenal Rohan en nombre de María Antonieta, a quien la exculpación del Parlamento no libró de las críticas y le hizo ganarse el apelativo de Madame Déficit.

 

Compuesta por objetos llegados de museos de toda Europa, la exposición ambienta con igual destreza tanto los años de la reina en la frivolidad de la vida palaciega como su faceta de víctima del proceso revolucionario.

 

La muestra culmina con un cuadro del pintor neoclásico David en el que reproduce a María Antonieta en sus últimos momentos, camino a la guillotina, antes de dar paso a la leyenda de una de las mujeres más célebres de la historia del Viejo Continente.

 

La soberana de la moda

 

El terciopelo, los cuellos altos, los vuelos, los corsés, los estampados que recuerdan las tapicerías, el uso del hilo dorado. Dolce&Gabbana, John Galliano, Karl Lagerfeld u Oscar de la Renta incorporaron esta tendencia a sus diseños. También perfumes, joyas, tocados, sombreros y zapatos se inspiraron en ella. Parece ser que Sofia Coppola generó el año pasado una auténtica revolución con su película sobre la reina. Y hasta ahora, todo un estilo recuerda a María Antonieta.

 

Fuente:Diario El Mercurio de Santiago

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