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La energía y el ánimo: Baja el voltaje en Chile

La energía y el ánimo: Baja el voltaje en Chile

  

Infolatam

Santiago, 11 de junio 2008

 

 

 

(Especial para Infolatam).-

 

"... El Estado está rico, pero entre los consumidores y los ciudadanos, en parte por el efecto de la crisis energética, definitivamente bajó el voltaje. El clima de los negocios también se está enrareciendo y comienzan a confirmarse las sospechas de quienes desde hace tiempo vienen diciendo que la economía está creciendo mucho menos de lo que debiera".

 

 

Aun cuando los excedentes generados por los altos precios del cobre han llevado las cuentas fiscales a un nivel de bonanza que no tiene precedentes en la historia del Chile republicano, la temperatura del debate público en el país está lejos de trasuntar euforia, optimismo o confianza. El Estado está rico, pero entre los consumidores y los ciudadanos, en parte por el efecto de la crisis energética, definitivamente bajó el voltaje. El clima de los negocios también se está enrareciendo y comienzan a confirmarse las sospechas de quienes desde hace tiempo vienen diciendo que la economía está creciendo mucho menos de lo que debiera.

 

Si bien a Chile no le va mal en los índices mundiales de competitividad, - porque en un ranking como el que prepara el IMD (Suiza) sigue figurando en el puesto 26, lo cual le permite seguir a la cabeza del bloque de las economías latinoamericanas, seguido no tan de cerca por Colombia (41) y México (50)-  a estas alturas tanto los políticos como los empresarios saben que a la economía chilena la pista se le está poniendo cada vez más pesada. En este efecto incide el encarecimiento de la energía, el deterioro del tipo de cambio (que está afectando con severidad las exportaciones no mineras) y, en general, el desempeño apenas regular de la economía, que ha estado expandiéndose en torno al 4% anual y a tasas consistentemente inferiores a las proyectadas por las autoridades.

 

Incluso el Senado, hace dos semanas, en un inédito acuerdo transversal, hizo pública su preocupación por las inercias que está mostrando no ya la economía como un todo, sino la propia conducción macro del ministro de Hacienda Andrés Velasco, por un lado, y del Banco Central, por el otro. Velasco inspira entre los economistas un amplio reconocimiento por el celo con ha impedido que el gasto fiscal se desbande, pero muchos echan de menos en su gestión iniciativas más audaces para continuar las reformas estructurales que el país tiene pendientes desde mediados de los años 90. Después de la crisis asiática, de fines de esa década, Chile nunca logró retomar la dinámica expansiva del período anterior.

 

Con un dólar barato, combustibles caros, baja productividad y niveles de inflación que se están haciendo sentir en el poder adquisitivo de los trabajadores, la pérdida del dinamismo económico chileno contrasta con la polarización del debate político. El hecho es congruente tanto con el aumento de la conflictividad laboral como con la proximidad de las elecciones. A fines de octubre próximo el país renovará a las autoridades municipales y el 2009 tendrá lugar el recambio parlamentario y presidencial. Con un calendario así, es explicable que el debate político tienda a crisparse, más todavía cuando al gobierno no le ha ido muy bien en la ejecución de sus tareas y la Concertación, el bloque político que lo respalda, está dejando según las encuestas de interpretar a la mayoría ciudadana.

 

La temporada de elecciones también pone desde luego en aprietos al gobierno y lo somete a un interminable repertorio de presiones inmediatas. Respondiendo a esa lógica esta semana el gobierno inyectó mil millones de dólares al Fondo de Estabilización de los Combustibles, para reducir por unos dos años en alrededor de 10 centavos de dólar el precio del litro de combustible. Es poco, pero en un año de elecciones todo cuenta.

 

Los observadores dan por hecho que el oficialismo, incluso en la perspectiva de competir por primera vez en listas separadas para concejales, se impondrá de todos modos a la oposición de centroderecha en las elecciones municipales de este año. Lo que está menos claro es el desenlace de la próxima elección presidencial. Hasta ahora Sebastián Piñera, el candidato de la Alianza opositora, aparece con gran ventaja. Pero ni siquiera él se lo cree literalmente, porque el gobierno de Bachelet ha tenido mucho viento en contra y todavía la Concertación no ha podido elegir a su abanderado, aunque el nombre del ex presidente Ricardo Lagos se fortalece en las percepciones de la dirigencia concertacionista día tras día.

 

Puesto que el gobierno de Bachelet nunca fue muy exitoso para imponer su agenda, a nadie le sorprende que por estos días el protagonismo esté regresando a los partidos políticos. Ya luego entrarán a la cancha, además, los presidenciables. Eso significa que la dirigencia siente que el gobierno ya va de salida. Podrá tener buenas intenciones y mucho dinero, pero lo que ya no tiene es tiempo.

 

 

www.infolatam.com

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