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Meningitis y sepsis: conocer los síntomas puede salvar vidas

Meningitis y sepsis: conocer los síntomas puede salvar vidas

 

 

Tanto la meningitis bacteriana como la sepsis son enfermedades muy graves, que atacan sin avisar, y que pueden acarrear graves consecuencias en tan sólo horas. Por ello, un diagnóstico a tiempo, puede significar la diferencia entre la vida y la muerte.

 

 

 

 

 

 

La meningitis y, sobre todo, la sepsis son enfermedades que pueden causar la muerte en menos de 24 horas si no se diagnostican y tratan a tiempo. De hecho, en 2007 fallecieron en nuestro país más de 120 personas a causa de estas enfermedades, y en muchos otros casos pueden dejar secuelas graves irreversibles.

 

En España esta enfermedad tiene una incidencia de aproximadamente 2.000 casos al año, siendo los públicos de mayor riesgo los niños menores de 5 años, jóvenes de entre 15 y 24 años, y mayores de 65 años, aunque los expertos aseguran que es una enfermedad que también puede aparecer en adolescentes y en personas mayores.

 

Sin embargo, y a pesar de estos datos, la mayoría de los ciudadanos desconocen los síntomas propios de la meningitis y la sepsis bacteriana a pesar de considerarla muy grave y peligrosa en edad infantil, tal y como señalan los resultados de un estudio realizado por la Fundación Irene Megías contra la Meningitis gracias a la financiación del Ministerio de Sanidad y Consumo.

 

En este sentido, la encuesta contó con más de 1.500 ciudadanos de los que casi la mitad, un 45 por ciento, reconocieron haber conocido personalmente algún caso de meningitis en su entorno más cercano. De igual modo, un 40 por ciento consideraron esta enfermedad como la más grave en la infancia y presenta un nivel de preocupación de 7,7 puntos sobre 10, siendo así la más temida tan sólo por detrás del cáncer y el sida.

 

 

 

Qué es la meningitis

La meningitis y la sepsis golpean indiscriminadamente, brutalmente y sin avisar. Desde la aparición de los primeros síntomas, la persona afectada puede estar luchando por su vida en un hospital en cuestión de horas.

 

Se trata, por tanto, de una enfermedad muy temida en la que se infectan las membranas (meninges) que envuelven el cerebro y la médula espinal. Por su parte, la sepsis se origina cuando la infección se produce en la sangre. Ésta es responsable de la mayoría de las muertes causadas por ambas enfermedades.

 

Hay dos grandes grupos de meningitis, que sólo se parecen en el nombre: las producidas por virus (meningitis víricas), que son benignas, y las producidas por bacterias (meningitis bacterianas), que pueden ser graves, provocando secuelas como sordera, amputación de miembros, lesiones cerebrales y, en algún caso, incluso la muerte.

 

Los tres microbios que con mayor frecuencia producen meningitis bacteriana son el Haemophilus influenzae tipo b y la Neisseria meningitidis, mejor conocida como meningococo, y el Streptoccoccus pneumoniae, llamado comúnmente neumococo. Estas bacterias son habitantes normales de la garganta y la nariz de muchas personas, y sólo en algunas penetra en el cuerpo y produce la enfermedad. Los tres microorganismos se transmiten por el aire y por contacto (tos, estornudos, besos, etc.).

 

 

 

La importancia de un diagnóstico temprano

El 75 por ciento de los fallecimientos por meningitis y sepsis meningocócica se pueden evitar con un diagnóstico temprano. Ambas enfermedades afectan sobre todo a menores de 5 años y jóvenes de entre 15 y 24 años, y pueden resultar mortales si no se detectan a tiempo en menos de 24 horas desde la aparición de los primeros síntomas.

 

Como señala el presidente de la 'Fundación Irene Megías', Jorge Mejías, "sólo un 5 por ciento de los casos de meningitis devienen en fallecimiento, mientras que en el caso de la sepsis la letalidad alcanza el 50 por ciento”, por ello, "es necesario conocer bien los síntomas y saber cómo actuar “.

 

Los síntomas de la meningitis y la sepsis cambian muy rápidamente a otros distintos y pueden confundirse con los de otras infecciones. En las etapas tempranas de desarrollo, es muy difícil distinguir la meningitis y la sepsis de otras enfermedades, ya que los primeros síntomas que presentan estas enfermedades son parecidos a los de la gripe, como vómitos, cansancio y fiebre, por eso cuesta trabajo diagnosticarlas precozmente.

 

Así, el doctor Juan Casado, jefe del Servicio de Cuidados Intensivos Pediátricos del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús de Madrid, explica cómo se puede saber si alguien ha contraído la enfermedad, diferenciando síntomas. En la septicemia o sepsis, lo más habitual es encontrarse con fiebre, vómitos; dolor en extremidades, articulaciones o músculos; manos y pies fríos; piel pálida o con manchas; respiración rápida; sarpullidos; somnolencia; y confusión o delirio.

 

En cuanto a la meningitis, según el experto, los síntomas son parecidos a los anteriores, excepto respiración rápida, pero además, el enfermo también padece rigidez en el cuello; ataques epilépticos; disgusto ante luces intensas y dolor intenso de cabeza.

 

Sin embargo, destaca este experto, hay que tener en cuenta que estos síntomas pueden aparecer en cualquier orden y no todos los pacientes muestran todos los síntomas, por ello es muy importante que ante cualquier sospecha se recurra cuanto antes a ayuda por parte de profesionales médicos.

 

 

 

"Test del vaso"

Además de los síntomas ya mencionados, otra característica propia de la sepsis es la aparición de petequias o manchas en la piel en cualquier parte del cuerpo. "La detección de una mancha sospechosa que no desaparece al estirar la piel seguida de fiebre es un síntoma decisivo", destaca a este respecto el doctor Casado.

 

Se trata de diminutas marcas marrones o rojizas que pueden convertirse en moratones de mayor tamaño, y que configuran un síntoma muy grave ante el cual hay que acudir con urgencia al hospital, aunque se trate de un sarpullido leve, puesto que puede aparecer cuando ya se está gravemente enfermo o incluso no mostrarse.

 

Para su detección, los expertos señalan como prueba para llevar a cabo en casa el denominado “Test del vaso”. Éste se realiza presionando un vaso de cristal firmemente contra un sarpullido, si las manchas no desaparecen y se ven a través del vaso, se trata de sepsis. Si no se dispone de un vaso transparente, los expertos recomiendan estira la piel firmemente para ver si las manchas desaparecen o no.

 

La detección de los sarpullidos puede resultar más compleja en pieles oscuras, por lo que los expertos señalan que hay tratar de buscar manchas en partes del cuerpo más claras, como las palmas de las manos, las plantas de los pies, el estomago, detrás de los párpados y en el paladar.

 

 

 

La vacunación infantil, imprescindible

Las meningitis producidas por bacterias se tratan con antibióticos administrados por vía intravenosa y requieren siempre el ingreso urgente en un hospital. Por el contrario, las meningitis víricas se curan solas y, como en otras enfermedades producidas por virus, los antibióticos no sirven como tratamiento causal.

 

En cualquier caso, los expertos destacan que será necesario ingresar al niño inicialmente hasta que se pueda confirmar el germen causante, desaparezcan los vómitos y mejore su estado general

 

En cuanto a las medidas preventivas, en España se recomienda y facilita de forma gratuita la vacunación sistemática de todos los niños, dentro del calendario vacunal infantil, contra el H. influenzae tipo b y el meningococo C. También la recientemente comercializada vacuna conjugada neumocócica va incorporándose poco a poco en el calendario vacunal de todas las comunidades autónomas.

 

La vacunación de los niños, siguiendo el calendario recomendado, no sólo protege al niño que recibe la vacuna sino que puede proteger a los demás, porque permite disminuir la circulación del germen en la comunidad.

 

Sin embargo, tal y como destacan los expertos, hay que tener presente que el estar “vacunado de meningitis” no significa de todas las meningitis posibles. Un grupo importante de casos graves en nuestro país los provoca el meningococo B, contra el que todavía no hay una vacuna efectiva.

 

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