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El gran ministro Colbert decía que si le daban una buena economía, él respondería con una buena política.Crónica de Germán Gamonal

Política y economía       

 

Germán Gamonal

Editor político

 

Cuando la situación económica de un país anda mal se escuchan voces que dan recetas variadas para enfrentar el problema.

N° 3.350 del 14 al 27 de julio del 2008

 

El gran ministro Colbert decía que si le daban una buena economía, él respondería con una buena política.

 

En Chile al parecer teníamos una buena economía no siempre acompañada de una buena política, pero desde hace algún tiempo en todas partes se habla de la mala situación económica. Se han unido varias cosas, siendo las esenciales un súbito aumento en los precios de productos de primera necesidad. Empezó esta crisis el año anterior con algunas heladas que provocaron males en la agricultura y hubo un aumento general de precios, no siempre por culpa del tiempo atmosférico, a tal punto, que el ex ministro de Agricultura señaló que le parecía que existía cierta especulación, lo que por cierto fue desmentido por organismos empresariales relacionados con el comercio. Lo claro fue que hubo aumentos de precios, quizás porque era además lo que se advertía de otras latitudes, especialmente en Europa y los Estados Unidos.

 

Dicho aumento provocó una inflación más allá de lo normal, pero después hubo una crisis permanente por los precios del petróleo, que han crecido de manera inusual para un tiempo de paz. Esto produjo que los derivados del oro negro aumentaron también sus precios y el país se vio enfrentado a una crisis local y otra que llegaba del exterior.

 

De inmediato la autoridad económica y los expertos en el tema llamaron a la población a no consumir sino lo indispensable y hubo en realidad economías en la mayoría de los hogares. La canasta semanal o quincenal provenientes de supermercados se redujo fuertemente, lo que significó otros problemas, especialmente ahora afectando al Estado-Fisco Gobierno, que desde hace meses vio disminuidos los ingresos fiscales provenientes del IVA, mientras la población consume menos, por lógica elemental disminuyó el IVA que se paga por todos y en definitiva provocó menos ingresos al erario.

 

Sin embargo, fue el consumidor el más afectado, ya que entre las alzas sostenidas está la bencina y otros derivados del petróleo. En el caso de las bencinas se paga una doble tributación. En ese momento, hubo voces provenientes de todos los partidos, sean de Gobierno o de la Oposición, que clamaban por una rebaja del IVA y por eliminar el impuesto específico a las bencinas. La autoridad política ante esas peticiones ha permanecido absolutamente muda. No escucha el rugir de la gente. No responde siquiera a las propuestas del Senado para superar la crisis económica que afecta a todos, especialmente porque surgió con más fuerza la inflación, disminuyó la producción y el país ha crecido de manera escasa especialmente en el último informe oficial, cuando el Imacec llegó apenas al dos y tanto por ciento, es decir casi nada. El Banco Central por su parte, indica que la inflación crecerá por sobre siete por ciento, lo que significa en expresiones reales que podría llegar al diez por ciento a fines de este año.

 

El gran problema es como enfrentar la situación económica. Un economista que trabaja en organismos internacionales declara que la gente debe evitar pedir préstamos. En verdad se pide auxilio a los bancos porque simplemente la gente no puede enfrentar los aumentos tremendos derivados de la inflación, porque esto produce un crecimiento de la UF que este mes llega a los 300 pesos. La gente con acceso a créditos no los pide para viajar a Europa sino para enfrentar sus propios problemas.

 

En este caso quizás el Gobierno debiera hacer algo y no aplicar la teoría del “dejar hacer” para que el mercado resuelva los problemas de la gente. Ya un presidente expresó que el mercado es cruel y de las numerosas opiniones escuchadas en las últimas semanas hay algo que no sirve absolutamente para nada: apretar los dientes. Eso se llama lo que en matemáticas se denomina cero al cuociente.

 

Para muchos el ideal es rebajar algún impuesto, pero esto no se advierte y se capta que el específico a las bencinas –injusto y malévolo– seguirá quizás por cuanto tiempo más.

 

El Gobierno no puede evitar el gasto social que en ocasiones es indispensable, pero debería hacer algo para enfrentar la actual crisis, que lamentablemente no se resuelve con discursos ni con frases algo rimbombantes.

FUENTE:Revista Ercilla

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