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La clase media que transformará el mundo

La clase media que transformará el mundo

 07/08 - Estefanía Pérez

 

En los países desarrollados, ha sido el motor de crecimiento, el bastión de los valores sociales y el árbitro de las elecciones. Nos referimos a la clase media, que en la España de los años sesenta era fácil de reconocer tras la fotografía de una familia con un piso y un seiscientos. Pero esta clase media del mundo occidental, cada vez más distanciada de las clases más adineradas, tiene ya su “alter ego” a escala mundial: una nueva clase media mundial, sobretodo procedente de Asia, que los expertos predicen que vivirá una gran explosión en los próximos 20 años y que tendrá importantes consecuencias a nivel político, económico, social y medioambiental.

 

Sin duda hay que referirse a una verdadera explosión, en tanto que en 2030 dos mil millones de persones podrían incorporarse a la clase media mundial. Esta tendencia estará especialmente protagonizada (de hecho, ya lo está siendo) por las economías asiáticas. “Aumentarán mucho las clases medias, de hecho ya lo han hecho, especialmente en China e India, debido a sus tasas de crecimiento: alrededor del 11% en China y entre el 8 y el 10% en India”, comenta Amadeo Jensana, director del Círculo de Negocios de Casa Asia. Es más, “la renta per cápita en estos países se duplica cada 8 o 9 años a esas tasas de crecimiento”.

 

Como consecuencia, se prevén cambios a nivel global, hasta el punto de que estas economías pueden dominar el gasto global por primera vez en décadas, conforme los países demográficamente más grandes vayan entrando en el grupo de estados con ingresos medios, según un informe realizado por Jim O’Neill, economista jefe de Goldman Sachs. De hecho, hacia el año 2050, formarán parte de estos países China e India, sin lugar a dudas, pero también Egipto, Filipinas, Indonesia, Irán, México, Vietnam y Brasil. Para esa época, el 60% del PIB mundial dependerá de las clases medias.

 

" En 2030 dos mil millones de persones podrían incorporarse a la clase media mundial"

Pero, lógicamente, lo que se puede considerar clase media en los países occidentales dista mucho de serlo en estas economías. Para realizar el estudio, O’Neill ha considerado como clase media global aquella cuya renta per cápita se sitúa entre los 6.000 y los 30.000 dólares (entre los 3.750 y los 18.780 euros anuales). Sin embargo, en España se encuadran dentro de esa tipología de población las rentas que se sitúan entre los 20.000 y los 60.000 euros al año.

 

El precedente del Banco Mundial

 

Las previsiones de Goldman Sachs no son nuevas. El Banco Mundial ya alertó a finales de 2006 del surgimiento de esta clase media global. Para la institución, que también se fijaba en el horizonte de 2030, habrá 1.100 millones de personas en los países en desarrollo que formarán parte de la clase media mundial, lo que representa un importante aumento en relación con los 400 millones que la conformaban en 2005. En esta ocasión, los parámetros utilizados por el banco hablaban de familias de cuatro integrantes con unos ingresos de entre 16.000 y 68.000 dólares anuales.

 

Joan Tugores, catedrático de economía de la Universidad de Barcelona, recuerda que en aquel momento el Banco Mundial ya advertía que esta nueva clase media sería el motor del consumo a nivel global. No cabe duda de que este grupo, que cada vez será mayor, participará de una manera muy activa en el mercado global y demandará productos de mayor calidad.

 

Los automóviles en propiedad serán, como ya fueron en España, uno de sus signos de identidad. Serán además estandartes de la estabilidad política, ya que, como recuerda Tugores, “uno se vuelve conservador cuando tiene algo que conservar”. Serán también más propensos a exigir transparencia en la gestión de los asuntos públicos y de las empresas, seguridad de los contratos y derechos de propiedad, todos factores característicos de un mejor clima para la inversión. La mayor parte de los ingresos en la clase media se deberá a que los nuevos miembros habrán logrado pasar de la agricultura a las manufacturas y los servicios.

 

"Los automóviles en propiedad serán, como ya fueron en España, uno de sus signos de identidad"

El surgimiento de esta gran masa de clases medias “compite” precisamente con el “declive de las clases medias en los países avanzados”, comenta Tugores, como consecuencia de que “la globalización comporta la polarización en la distribución de la renta”. No es ningún secreto que hay determinados grupos que se están beneficiando más de la globalización, lo que acentúa la desigualdad entre las clases medias occidentales y los ricos.

 

Sin embargo, a escala mundial, la explosión de la clase media se prevé que tenga el efecto contrario: reducirá las desigualdades, así como los niveles de pobreza. Se calcula que las personas con ingresos inferiores a los 1.000 dólares anuales se reducirán hasta el 6% en el año 2015, frente a un 17% registrado hace ocho años.

 

Clase global, efectos globales

 

De nuevo a causa de la globalización, las transformaciones que se producen a miles de kilómetros de nuestro hogar se convierten en determinantes para nuestra vida diaria. Y es que la expansión de una clase media global ya está dejando sentir sus consecuencias.

 

“Los efectos de la expansión de la clase media son, por un lado, el aumento espectacular del consumo y de los precios de las materias primas y de la energía. Por el otro, estos mercados están en proceso de transformación: con el aumento de la inflación, deben pasar de ser economías de coste bajo a tener como principal motor de su economía al mercado interno y el consumo. Por tanto, deberán basar su economía en el consumo interno y en productos de más valor añadido”, explica Jensana.

 

Sin ir más lejos, hablamos de presiones sobre el precio de los combustibles, los alimentos y el agua, recursos cuyo origen también está a miles de kilómetros de casa. Sin lugar a dudas, son factores a tener en cuenta para el futuro de nuestras economías. Jensana tiene claro que deberá producirse una transformación del modelo económico a nivel global, ya que mientras antes ese modelo se basaba en precios de la energía y de los alimentos “artificialmente” bajos, eso no va a ser así en el futuro, como no lo está siendo en el presente. De todas formas, tranquiliza, “no hay que tener miedo al cambio”.

Fuente.www.noticias.com

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