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Trastornos de ansiedad: una amenaza que nos afecta a todos

Trastornos de ansiedad: una amenaza que nos afecta a todos

 

 

La ansiedad es una emoción natural, una reacción emocional similar a la alegría, el enfado, la tristeza, el miedo, etc., que surge en situaciones en las que las personas perciben una amenaza. Todo el mundo ha experimentado ansiedad en algún momento de su vida ante situaciones de incertidumbre.

 

 

 

 

 

 

Sin embargo, esta 'ansiedad normal' se convierte en patológica cuando su intensidad y duración son desproporcionadas. En estos casos, "lejos de preparar al organismo para afrontar la situación amenazante en las mejores condiciones, se convierte en un trastorno psiquiátrico que rara vez conduce a nada útil", tal y como destacaron los expertos participantes en el seminario 'La ansiedad, el circuito del miedo', organizado recientemente por Lundbeck.

 

Hay diferentes clasificaciones sobre tipos de situaciones que pueden producir ansiedad (aunque no la producen con la misma intensidad en todos los individuos), si bien, los expertos destacan las siguientes: situaciones de peligro físico o amenza; situaciones de evaluación como exámenes, pruebas de aptitud, etc; situaciones en las que se encuentran elementos fóbicos (viajar en avión, inyecciones, sangre, tratamiento dental, animales inofensivos, las aglomeraciones, los espacios cerrados, las aguas profundas, etc.); situaciones ambiguas o novedosas (desconocidas para el individuo, sobre las que no tiene experiencia); o situaciones en las que el individuo percibe una pérdida de control.

 

Sin embargo, los especialistas señalan que cualquier situación cotidiana (como intentar dormirse, trabajar, estudiar, etc.) puede ser una situación ansiógena (que provoca ansiedad), si el individuo está pensando en cosas amenazantes, o que pueden tener consecuencias negativas para sus intereses. También los antecedentes familiares y la genética se han implicado en la etiología o causa de los trastornos de ansiedad. Y es que, diversos estudios muestran que hay un vínculo entre trastornos de ansiedad y áreas específicas del cerebro, y que un desequilibrio en determinados neurotransmisores cerebrales que regulan la ansiedad, como noradrenalina, serotonina y ácido gamma aminobutírico (GABA), pueden contribuir a los síntomas de la enfermedad.

 

En definitiva, se puede decir que: la ansiedad patológica se caracteriza por ser más grave que la normal en lo referente a su intensidad, persistencia o reaparición; aparece frecuentemente sin una situación amenazante aparente; los síntomas tanto físicos como psíquicos afectan a planos más profundos de la corporalidad y de los sentimientos vitales; y, lejos de ser adaptativa, produce un gran sufrimiento personal y un deterioro en el funcionamiento y la libertad del sujeto.

 

 

 

Alta prevalencia

Los trastornos de ansiedad tienen una alta prevalencia: afectan aproximadamente al 15 por ciento de la población española. Además, el número de mujeres que padece ansiedad triplica al de los hombres, ya que mientras aproximadamente el 7,6 por ciento de las féminas sufre cualquier trastorno de ansiedad, sólo el 2,5 por ciento de los varones lo padece, según explicó el psiquiatra del Hospital del Mar, Ros Montalbán, durante su ponencia, que añadió, que esta diferencia se debe principalmente a "factores biológicos, sociales y educacionales".

 

Además, este experto señaló que el estado civil es también un factor que determina el grado de ansiedad de las personas, así, las personas que han estado previamente casadas suelen tener más problemas de ansiedad (7,1%) que los solteros (4,8%) y los casados (5%). En cuanto a la edad en la que más trastornos de ansiedad se producen abarca desde los 18 a los 24 años.

 

A este respecto, el doctor Montalbán hizo hincapié en el colectivo de más de 65 años, ya que en estas personas los trastornos de ansiedad están aumentando, tal y como lo recoge un estudio reciente, que revela que aproximadamente el 20 por ciento de personas de mas de 65 años tienen "niveles preocupantes de ansiedad", lo que puede ser debido a "la perdida de amigos y seres queridos, los achaques de salud, el deterioro intelectual, los sentimiento de desesperanza e inutilidad y la pérdida de control sobre su entorno inmediato".

 

También el "desempleo genera ansiedad", por ello las personas que se encuentran de baja por enfermedad y los parados tienen índices de ansiedad superiores al resto de la población. En el lado opuesto se sitúan los que tienen un empleo estable remunerado y los estudiantes. Otro dato que aportó el psiquiatra es que las comunidades autónomas en las que más trastornos ansiosos se producen son Cataluña (23,68%), Galicia (22,03%) y Castilla La Mancha (20,50%).

 

Asimismo, tal y como destacó este experto, aunque ansiedad, estrés y depresión son términos distintos, en múltiples ocasiones "la ansiedad va ligada al estrés y a la depresión". Así, entre el 20 y el 65 por ciento de las personas con ansiedad también se sienten deprimidas; y más del 9 por ciento de los enfermos de depresión tienen al menos un síntoma de ansiedad.

 

 

 

Clasificación de los trastornos de ansiedad

Los trastornos de ansiedad conforman uno de los grupos más frecuentes dentro de las enfermedades psiquiátricas. Su evolución a lo largo del tiempo se caracteriza por iniciarse a edades relativamente precoces, por su cronicidad, por presentar periodos de mejoría y de recurrencia, y por generar etapas de discapacidad en las personas que los sufren.

 

Los trastornos de ansiedad se presentan en la clínica diaria de formas muy diversas. Con el propósito de ordenar y categorizar dichos trastornos se han elaborado clasificaciones que, con criterios diagnósticos consensuados, ayudan a su detección y, por tanto, a lograr un mejor pronóstico y tratamiento.

 

Así, por ejemplo, la clasificación DSM-IV-TR (APA) divide los trastornos de ansiedad de la siguiente forma: Trastorno de angustia con o sin agorafobia; Agorafobia sin trastorno de angustia; Fobia específica; Trastorno de ansiedad social; Trastorno obsesivo-compulsivo; Trastorno por estrés postraumático; Trastorno por estrés agudo; Trastorno de ansiedad generalizada; Trastorno de ansiedad debida a causa médica; Trastorno de ansiedad inducido por sustancias; y Trastorno de ansiedad no específico.

 

 

 

Síntomas físicos y psíquicos

Los síntomas de la ansiedad se pueden manifestar tanto en el plano físico (alteraciones en la actividad fisiológica normal) como en el psíquico (alteraciones del humor, del pensamiento y de la conducta).

 

Tal y como señalan los expertos, en el plano físico la ansiedad es “la gran simuladora”, ya que puede provocar síntomas en todos los órganos y sistemas del organismo. Y es que, el estado de hipervigilancia característico de la ansiedad activa el sistema nervioso central y periférico así como el endocrino y genera unos cambios que se manifiestan en diversos síntomas somáticos. A menudo, el paciente está convencido del origen exclusivamente somático de los mismos y los vive como una amenaza a su salud física.

 

Entre los síntomas somáticos de la ansiedad más comunes podemos citar: cardiovasculares (taquicardia, palpitaciones, opresión torácica), respiratorios (suspiros, sensación de falta de aire, hiperventilación), gastrointestinales (sensación de nudo en la garganta o el estómago, dificultad para tragar, nauseas, vómitos, diarrea, estreñimiento), genitourinarios (urgencia miccional, eyaculación precoz), musculares (tensión o dolor muscular, debilidad física, lumbalgias, sensación de flojedad en las piernas), neurológicos (mareos, vértigos, cefalea, inestabilidad al andar, temblor, entumecimiento),y neurovegetativos (sequedad de boca, sudoración, rubor o palidez, sofocos).

 

En el plano psíquico la ansiedad puede manifestarse también de múltiples maneras: intranquilidad, aprensión, temores indefinidos, irritabilidad o agobio psicológico. En los casos más graves puede aparecer una sensación de peligro inminente de muerte, deseo de escapar, temor a enloquecer o a peder el control. Además, se asocia a una serie de alteraciones en la atención y concentración que deterioran el rendimiento intelectual en general y, principalmente, la memoria.

 

En cuanto a su desarrollo o aparición, los expertos destacan que la ansiedad puede presentarse de forma continuada, aunque existan oscilaciones de la intensidad, como ocurre en el trastorno de ansiedad generalizada. Otras veces la ansiedad aparece en episodios limitados de gran intensidad, como ocurre en al trastorno de angustia.

 

 

 

La mayoría de los diagnósticos, en Atención Primaria

Los primeros síntomas del trastorno de ansiedad normalmente se producen en una etapa temprana de la vida y la evolución es con frecuencia crónica, con recaídas o episodios recurrentes de la enfermedad y períodos de discapacidad.

 

Los pacientes con trastornos de ansiedad suelen acudir al médico por voluntad propia, si bien, es frecuente que consulten por síntomas somáticos derivados de su ansiedad y crean tener alguna patología física que los origine. En el caso de los pacientes con crisis de angustia, es habitual que la primera consulta se dirija a un servicio de urgencias, por la alarma que generan los síntomas físicos que aparecen durante estas crisis.

 

Sin embargo, más del 80 por ciento de los casos de ansiedad los tratan los médicos de familia, tal y como aseguró el psiquiatra del Hospital Miguel Server de Zaragoza, Javier García Campayo, que apuntó que "un tercio de los pacientes que acuden a atención primaria sufren trastornos psiquiátricos, y la mitad de estos son ansiedad". Además, señaló que el 10 por ciento de la población ha padecido algún trastorno de ansiedad a lo largo de su vida, cifra que en España asciende a los cuatro millones de personas.

 

Asimismo, el médico desveló que aproximadamente el 70 por ciento de las bajas laborales son debidas a la ansiedad y/o a la depresión y este número "va en aumento", pues los casos de ansiedad que se diagnostican crecen cada año, algo que se ha visto a lo largo de las últimas generaciones.

 

 

 

A vueltas con el tratamiento

No hay ninguna medicación o intervención disponible que “cure” un trastorno de ansiedad. Sin embargo, los trastornos de ansiedad pueden tratarse normalmente con éxito mediante psicoterapia y/o farmacoterapia. A este respecto, el catedrático de medina en la Universidad de Barcelona y psiquiatra en el Hospital Clinic, Cristóbal Gastó, explicó que los fármacos que existen para tratar esta enfermedad son las benzodiacepinas, azaspironas, antidepresivos, nuevos ansiolíticos y combinaciones terapéuticas. También, señaló la psicoterapia y las medicinas alternativas (píldoras de hierbas naturales, acupuntura, sofrología, meditación, yoga, etc) como otras posibles ayudas para solventar esta patología.

 

Sin embargo, este experto, señaló que el mejor fármaco para tratar la ansiedad son los antidepresivos y que muchos de los tratamientos que se utilizan frecuentemente, como las benzodiacepinas, "tienen limitaciones y efectos secundarios que afectan negativamente al cumplimiento terapéutico del paciente y el desenlace clínico". Así, el psiquiatra explicó que los antidepresivos tienen ventajas respecto a las benzodiacepinas, como por ejemplo, que no generan dependencia, que no producen amnesia y que la sedación que provocan es parcial. Además, las benzodiazepinas tienen un 'efecto rebote' cuando retiras el medicamento, ya que el paciente suele volver a niveles muy altos de ansiedad, en cambio, con los antidepresivos se mantiene el efecto cuando abandonas el tratamiento.

 

El mayor problema que encuentran los pacientes en los antidepresivos es que su efecto es lento (tardan entre 4 y 6 semanas en actuar), lo que en muchos casos "genera más ansiedad al enfermo, ya que éste suele querer resultados rápidos", apuntó este experto, que destacó que, quizás por este motivo, en la práctica los antidepresivos no terminan de implantarse, ya que, según los datos conocidos, el 34 por ciento de los pacientes que toman algún tipo de psicofármaco para tratar la ansiedad consume antidepresivos, mientras que un 74 por ciento toma ansiolíticos y benzodiacepinas.

 

En cuanto a la psicoterapia, los expertos destacan que ésta se utiliza en el tratamiento de los trastornos de ansiedad para ayudar a las personas a adquirir mejores mecanismos de afrontamiento de situaciones adversas, reorganizar actitudes inadaptadas, adquirir nuevas habilidades y cambiar el estilo de vida. La terapia conductual y la terpia cognitivo-conductual (TCC) son las formas se han demostrado la evidencia experimental más clara de eficacia en el tratamiento de los trastornos de ansiedad, y frecuentemente se utilizan combinadas.

 

Por otra parte, el doctor García Campayo resaltó la importancia del apoyo familiar durante el tratamiento de la enfermedad, sin embargo confesó que muchas veces "no se conoce la forma de ayudar correctamente" a la persona que sufre el problema y no se considera a la ansiedad como una "verdadera enfermedad". Por ello, el doctor dio una serie de consejos para el "cuidador", entre los que se encontraba el alabar cualquier avance que haga el enfermo por pequeño que haga, ver el aspecto positivo de cada intentona, permanecer cerca de él pero no sobreprotegerle, ni regañarle por no conseguir el efecto esperado.

 

 

 

 

Fecha de publicación: junio 2008

fuente.saludalia

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